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El riesgo de padecer cáncer de mama crece con la edad, siendo muy raro antes de los 30 y aumentando significativamente después de los 40. Sin embargo, en los últimos años, los profesionales involucrados en el manejo de esta patología observan con preocupación que la edad de presentación del cáncer de mama es cada vez menor y que, en la actualidad, un número importante de pacientes son menores de 40 años.

Según los datos del Centers for Disease Control and Preventing de Estados Unidos (CDC), cuatro de cada mil mujeres de 30 años desarrollarán un cáncer de mama, y desde 1992 a 2004 se observó un aumento de 1,3% de la enfermedad por año. Los registros de cáncer europeos también confirman esta tendencia.

La doctora María Eugenia Azar (MN 80736), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología confirmó que «el 90% de las mujeres menores de 40 años con cáncer de mama son sintomáticas, es decir, consultan al médico una vez que se palparon un nódulo mamario o notaron derrames por el pezón, u observaron una retracción de la piel de la mama, entre otras causas». Esto indica que no hay detección temprana en la mayoría de los casos, dado que en general -a excepción de aquellas mujeres consideradas de alto riesgo que son sometidas a controles previos a esa edad- la primera mamografía, que es el método de diagnóstico por excelencia, se realiza después de los 40.

«Los antecedentes familiares suelen ser el principal factor de riesgo, por ello este tipo de pacientes inician los controles antes de los 40 años, con la incorporación de la resonancia magnética, además de mamografía y ecografía anual», destacó Azar, para quien «sin embargo, los factores involucrados en el desarrollo del cáncer de mama son múltiples: además de los hormonales, que suelen tener un impacto mayor después de la menopausia, podemos mencionar el sedentarismo, la obesidad, el consumo de alcohol y tabaco, entre otras variables».

Ante un diagnóstico de cáncer de mama antes de los 40 años, los tratamientos disponibles no difieren de los tratamientos indicados a mayor edad. La cirugía conservadora con radioterapia es un procedimiento seguro en mujeres jóvenes, aún en aquellas con mutaciones genéticas. En algunas ocasiones, puede ser necesaria una mastectomía con o sin reconstrucción, según la especificidad del caso.
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El autoexamen mamario es importante, pero no suficiente

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La especialista explicó que «tampoco hay diferencias en cuanto a los esquemas de quimioterapia respecto de mujeres de mayor edad, aunque sí se presentan algunas diferencias en la hormonoterapia, utilizándose diferentes medicaciones según se trate de mujeres pre o postmenopáusicas». Y agregó: «Además de brindar apoyo psicológico y tratar de reducir el impacto de los tratamientos en la calidad de vida, tal como sucede con cualquier paciente que atraviese esta patología, uno de los factores a tener en cuenta muy especialmente en el manejo de pacientes jóvenes con cáncer de mama es la preservación de la fertilidad».

«Ante estas nuevas estadísticas que se observan a nivel global, y que se reflejan en la práctica diaria de los especialistas en patologías mamarias, desde la Sociedad Argentina de Mastología recomendamos a las mujeres sin antecedentes familiares de cáncer, realizarse la primera mamografía a los 35 años y consultar al mastólogo ante cualquier síntoma mamario, independientemente de la edad», insistió Azar.

En tanto «las mujeres con antecedentes personales y familiares de alto riesgo deberán realizar seguimientos especiales de acuerdo al consejo de sus especialistas tratantes».

Nunca está de más recordar que cuanto antes se detecta la enfermedad, mayores son las chances de curación. Llevar una vida sana, realizar actividad física regularmente, disminuir el consumo de alcohol y tabaco, son pequeños cambios que pueden hacerse a fin de disminuir el riesgo de cáncer de mama.

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