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Un hallazgo prometedor que podría llevar a diseñar nuevas técnicas para que las personas adelgacen. Otros estudios afirman esta misma teoría de que frente al frío, el cuerpo reacciona quemando grasa corporal, pero éste último, advierte que el cambio se produce en la flora intestinal.

Parece que las bajas temperaturas podrían fomentar que la malsana grasa blanca de los muslos y el abdomen se transforme en grasa marrón (la grasa buena) que quema calorías para calentar el cuerpo, según un estudio de 2014 de la Facultad de Medicina de la Universidad de Kentucky.

Y ahora, otro grupo de investigadores, en este caso de la Universidad de Ginebra (Suiza) halló que frente al frío, el organismo reacciona quemando la grasa corporal. Es decir, las bajas temperaturas mejoran la salud metabólica y protegen frente a la obesidad, y los cambios se producen en la flora intestinal.

Esta ventaja podría utilizarse en el futuro para diseñar tratamientos para perder peso, aunque habrá que ver cómo se implementa.

“La flora intestinal, al regular el equilibrio energético, juega un papel fundamental en nuestra habilidad para adaptarnos a las condiciones ambientales. Por tanto, actuar directamente sobre la flora podría ser una prometedora opción para prevenir la obesidad y sus trastornos metabólicos asociados” dijo Mirko Trajkovski, autor principal del estudio,

Los investigadores suizos observaron los posibles cambios en la composición de la flora intestinal en ratones expuestos a bajas temperaturas (6º C) durante más 10 días. Y observaron ésta se modificó impidiendo que los ratones subieran de peso.

Para llevar el estudio a condiciones más extremas, los científicos trasplantaron flora intestinal a ratones criados libres de gérmenes. Y comprobaron que tras el trasplante, la flora intestinal de aquéllos también mejoró el metabolismo e impidió que engordaran.

Como conclusión, los investigadores creen que actuar directamente sobre la flora intestinal, también llamadas «bacterias buenas del intestino», podría ser una prometedora opción para detener o prevenir la obesidad. Al respecto, Trajkovski, señaló que “la flora intestinal regula directamente el equilibrio energético en respuesta a los cambios ambientales”.

Físicamente se podría explicar de esta manera: ante una exposición prolongada al frío, la flora intestinal hace que el intestino se alargue más y provea de una mayor superficie de absorción de los nutrientes.

Pronto los investigadores van a probar esta teoría en humanos, pero por ahora se sabe que el beneficio no dura para siempre, sino que a las tres semanas de estar expuesto al frío, el organismo estabiliza el peso corporal.

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