Islandia juega este domingo en la Eurocopa 2016 que se celebra en Francia el partido más importante de su historia. En realidad, todos los partidos de las últimas semanas han sido el más importante de su historia. Nunca había llegado tan lejos. Nunca había tenido tantos ojos puestos en sus futbolistas, en sus comentaristas de televisión, en sus tradiciones… Y, por asociación de ideas, en sus paisajes, en las curiosidades de un país desconocido, frío y de belleza salvaje.
Una de esas curiosidades tiene que ver con una pregunta aparentemente absurda: ¿por qué en Islandia no hay hormigas?
El investigador Xavier Espadaler Gelabert estudia las hormigas de todo el mundo desde hace 35 años. «He llegado a la conclusión de que ha valido la pena dedicarle mucho esfuerzo», asegura en su carta de presentación. En su opinión, la respuesta a esa pregunta se resume en una palabra: frío.
«Las hormigas suelen nidificar en el suelo. Y el suelo, en Islandia, está muy frío, tan frío que no permite que los insectos dispongan del tiempo necesario para poner los huevos, las larvas, y que se cumpla el ciclo biológico», asegura Espadaler. En el caso de las hormigas, según la especie, ese ciclo desde el huevo hasta la nueva vida independiente oscila entre un mes y un año. En el norte de Europa viven las hormigas con un ciclo biológico más lento, cercano al año. Por eso, no hay tiempo suficiente para cumplirlo en unas condiciones de temperatura adecuadas».
Las hormigas son animales de sangre fría. Y por ello de ciclos lentos. Incluso si empezaran a hacer un nido, nunca podría prosperar. Lo mismo ocurre en otros lugares de climas extremos, como Siberia. «La mayoría de los insectos las pasan muy canutas en estas tierras», asegura Espadaler.
Ingvar Örn Ingvarsson, que trabaja en el sector turístico en Islandia, matiza esta opinión. «En realidad, hay hormigas en este país, pero son muy poco frecuentes y rara vez se ven. Desde 1994 hemos tenido Lasius Níger (una hormiga de la subfamilia Formicinae) de vez en cuando en Reikiavik y en el sur y oeste de Islandia. Sin embargo, no viven en la naturaleza y dependen de las casas para la supervivencia».
Sobre esta circunstancia, Xavier Espadaler precisa: «Esos ejemplos serían equivalentes a decir que hay periquitos, o cualquier otra especie exótica, en Irlanda. La historia de la baja temperatura, que no deja cerrar el ciclo biológico a las hormigas, no se aplica al interior de habitáculos humanos. En casa, o en invernaderos, podemos tener casi cualquier planta o animal. Son condiciones climáticas totalmente ajenas al medio natural».