Es una regla no escrita entre los habitantes de Florida: mantengan a sus hijos lejos de estanques y lagos porque hay caimanes en todas partes.
Pero desde que uno de esos animales mató a un niño de Nebraska de 2 años en un centro vacacional de Walt Disney World, la atención viró rápidamente hacia los turistas.
En un estado que según cálculos tiene un millón de caimanes, ¿cómo deben los parques temáticos y otros lugares de atracción advertir a los visitantes? Y ¿Disney hizo lo suficiente?
Las playas de Disney continuaban cerradas el jueves después de la muerte del pequeño Lane Graves, y la compañía señaló que revisaba sus políticas que actualmente no incluyen la colocación de avisos que adviertan sobre la presencia de caimanes en las aguas alrededor del parque.
La revisión «incluye el número, lugar y palabras de nuestros letreros y advertencias», dijo en un comunicado Jacquee Wahler, vicepresidenta del centro vacacional Walt Disney World Resort.
La policía local y autoridades estatales relacionadas con la fauna elogiaron públicamente a la compañía por ubicar y retirar a los caimanes de las aguas del parque, donde representan una molestia.
El sistema de gestión de vida silvestre de Disney ha garantizado «que sus huéspedes no estén indebidamente expuestos a fauna salvaje en esta zona», dijo el jefe de la policía del condado Orange, Jerry Demings, durante la búsqueda del menor.
Sin embargo, Kadie Whalen, que vive en Wynnewood, Pennsylvania, no advirtió evidencia alguna del funcionamiento de ese sistema cuando visitó con su familia Disney World hace cuatro años.
Whalen dijo que sus tres hijos chicos y una sobrina juagaban con cubetas y palas que les facilitaron empleados de Disney en una playa del centro vacacional, a la orilla del agua, cuando aparecieron los ojos redondos y brillantes de un caimán de 2,10 metros (7 pies) de largo en un lago a unos cuantos metros de distancia. Whalen gritó y todos se dispersaron.
Nadie resultó herido, pero después de esa experiencia, el ataque fatal del caimán ocurrido esta semana no fue una sorpresa para Whalen.
«Sabíamos que Disney estaba consciente del problema, y sin embargo, alientan a las personas a que vayan a ese lugar», dijo Whalen el jueves en una entrevista telefónica.
Los padres del niño muerto, Matt y Melissa Graves, que viven en una zona suburbana de Omaha, no han hecho declaraciones públicas, así que se desconoce si sabían sobre la amenaza que representan los caimanes en Florida. En un comunicado difundido mediante un amigo de la familia, los padres agradecieron el trabajo incesante de las autoridades locales.
La autopsia mostró que el chico murió de ahogamiento y lesiones traumáticas, según el forense en Orlando.
La mayoría de los habitantes de Florida sabe que hay que mantener a los niños y mascotas lejos del agua, que no se debe alimentar a los caimanes y se debe estar especialmente alerta al atardecer, al amanecer y durante la temporada de anidación de junio a julio, cuando los reptiles están más activos.
Las autoridades de control de la fauna en el estado afirman que reciben cada año unas 16.000 quejas anuales sobre caimanes. El año pasado, retiraron más de 7.500 de estos animales.
Dependiendo del tamaño del caimán, el estado podría enviar a un cazador, como sucedió cuando el animal atrapó al chico en el centro vacacional Grand Floridian Resort and Spa de Disney, separado del Magic Kingdom, uno de los destinos turísticos más visitados del mundo, por la laguna Siete Mares.
Cinco caimanes fueron retirados del lago después de la desaparición del chico y los cazadores continuaban buscando otros animales después de que el cadáver del menor fue encontrado el miércoles.
Aunque Disney colocó letreros de «no nadar» en el lago donde murió el niño, no tenía ninguno que advirtiera sobre la presencia de caimanes, algo que sí es común en campos de golf, estanques y parques públicos en diversas partes en Florida.