Cada vez son más populares los videojuegos de consolas y los juegos en línea, así como las aplicaciones para los diferentes dispositivos móviles, encargados de ofrecerles horas de «entretenimiento» a los niños.
Sin embargo, es nuestra responsabilidad como padres conocer qué es lo que realmente pasa con nuestros hijos al momento de abusar del uso de los gadgets.
Señales de que los videojuegos están dañando a tu hijo:
Comienzan a aislarse. De pronto, notarás que tu hijo ha perdido el interés por las cosas que habitualmente le resultaban atractivas. Irá dejando atrás su vida social, disminuyendo la cantidad de actividades deportivas y dedicando todo su tiempo a estar detrás de la pantalla que satisface su interés.
Bajará el rendimiento escolar. Como es lógico, al pasar muchas horas conectado a su dispositivo electrónico, los estudios no le resultarán interesantes, ni atractivos. De hecho, los verá como una tremenda pérdida de tiempo para poder seguir avanzando en el juego que acaba de conocer.
Se aleja de sus amigos. Si antes era normal que tu casa estuviera llena de chicos de su edad, ahora de a poco verás cómo sus amigos comienzan a desaparecer de la rutina de tu hijo, pues serán «reemplazados» por los amigos que pueda encontrar en línea. Sí, leíste bien, nuestros hijos tienen la facilidad de hablar con personas de cualquier parte del mundo, tan solo moviendo un «mouse».
Cambios bruscos de humor. Si se les pide que dejen de jugar, entonces la ira se apodera de ellos y comienzan a experimentar berrinches por no poder continuar con su actividad. Lo mismo sucede si no pueden conectarse a la red, de inmediato notarás su desanimo si eso ocurre, a diferencia de cuando pueda jugar sin límites.
Encuentra el equilibro para que tu hijo disfrute un momento para jugar con sus gadgets sin que esto perjudique su sano desarrollo.