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Foto Archivo

 

La sonrisa de Gabriela Espinosa dice mucho de cómo se siente en este momento: valiente, esperanzada y viviendo un sueño que a penas se empieza a cumplir.

Su voz gruesa y ronca contrasta con los zapatos de hebilla, la falda de cuadros y los accesorios que ahora usa en el cabello, que ya casi le llega a los hombros. Solo tiene 17 años y está en noveno grado, pero ya ha tomado decisiones trascendentales que para muchos colombianos pueden ser inmorales y extrañas.

Aunque nació hombre, lo llamaron Jhon, y creció como cualquier otro niño en el municipio de Ricaurte (Valle del Cauca, Colombia), desde pequeño le llamó la atención lo femenino.

“Siempre hubo una atracción por los hombres pero me gustaban las cosas de mujer. Jugaba con las ‘barbies’ de mi hermana y me ponía la ropa de ella. Después me identifiqué como una mujer”, dice.

Como cualquier cambio, dejar de ser llamado Jhon para ser reconocida como Gabriela, no fue sencillo. A los 12 años, asumió su opción de vida frente a su mamá.

“Le conté a mi mamá que era gay, pero un gay que se ponía aritos, que se maquillaba y usaba algunas prendas femeninas”, recordó en diálogo con KienyKe.com.

En medio de la polémica por los manuales de convivencia de los colegios nacionales, las cátedras de educación sexual, y demás puntos que giran en torno a la inclusión y el respeto por la diversidad, que terminaron por generar polarización y pullas entre figuras públicas; Gabriela llevó estas convicciones a su colegio.

Habló con las directivas del ‘Manuel Dolores Mondragón’, en el municipio vallecaucano de Bolívar, les indicó que mientras en su casa se vestía como una mujer, al colegio debía asistir con un uniforme incómodo.

Contrario a lo que ha sucedido en otras instituciones, Gabriela recibió una respuesta positiva. “Pensaba que había que poner una demanda, una tutela o algo así y no, ya había un fallo de la Corte Constitucional que habla del libre desarrollo de la personalidad”.

Apoyo y seguridad

Como le podría pasar a otras madres, la de ella se alarmó. Gloria Milena Espinosa lloraba y creía que Jhon estaba confundido, sin embargo, su amor hizo que esa percepción cambiara.

“Ella se lo esperaba, me veía utilizando sus faldas y pensaba “ella va a ser así” y me comenzó a apoyar. Ya lo asimila, me compra el maquillaje, y los tacones”, manifiesta la joven transgénero.

Esas primeras voces de aliento que recibió por parte de su familia y su institución fueron como un trampolín. Luego de aplicar encuestas a los padres de los estudiantes, de implementar talleres de sensibilización en las aulas y hablar de su caso con la comunidad educativa, logró su objetivo.

El pasado 8 de agosto, llegó el día que había esperado. Sus compañeros de colegio la vieron estrenar el que será su atuendo por tres años más, hasta que se gradúe de bachiller. “La mayoría dijo que me apoyaba, otros que no pero que me respetaban. Los estudiantes lo tomaron con normalidad y recibí apoyo. No hay agresividad ni bullying”.

Para la adolescente, que ha recibido cientos de comentarios de admiración y apoyo en sus redes sociales, es clave la sensibilización que se genere en los planteles educativos, con el fin de que cada quien pueda asumir su orientación sexual y personalidad en cualquier ámbito.

“Todos tenemos los mismos derechos, vamos a un hospital, comemos, opinamos. No entiendo por qué tiene que ser hombre con mujer y mujer con hombre”, indica.

En su colegio no la miran de forma extraña ni le reclaman, tiene amigos, sus familiares y conocidos la respetan y entra al baño de las mujeres sin ser cuestionada.

Pero según manifiesta, aún le falta mucho por alcanzar. En tres meses cumplirá 18 años, lo que le permitirá llevar su decisión a un plano más relevante. “Quiero ser estilista o diseñadora de modas porque mi hobby es dibujar. Me quiero cambiar el nombre y tomar hormonas”.

Su mamá, continuará acompañándola en ese camino que se trazó. Para ella fue una cuestión de colaboración institucional y derechos. “Es un paso muy importante que da Gabriela, porque es uno de los sueños que ella había querido cumplir y se logró, gracias al apoyo y la orientación que se le ha brindado en el municipio de parte de los directivos y las instituciones que han colaborado. A ellos les doy muchas gracias y espero que de aquí en adelante le vaya muy bien. Está ejerciendo uno de sus derechos” afirma.

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