Anteriormente esta sensación se atribuía al desgate energético del cuerpo durante el proceso digestivo. Sin embargo, Denis Burdakov, investigador en la Universidad de Manchester, Inglaterra indica que la verdadera razón del sueño que sentimos después de la comida radica en las variaciones de la glucosa en sangre consecuencia de los alimentos ingeridos.
La glucosa hace descender las orexinas que son péptidos producidos por neuronas especializadas situadas en el hipotálamo que participan en la regulación del ciclo diario de sueño y la vigilia en el control del apetito.
Nuestra energía se concentra en la digestión y otras partes del cuerpo lo resienten. El flujo sanguíneo se envía hacia los vasos sanguíneos del aparato digestivo para absorber los nutrientes y, por ende, el paso de sangre al cerebro y otros órganos disminuye.
No abuses de las grasas saturadas, carbohidratos y azúcares en la comida
– Evita comer en exceso
– Procura trabajar e intercambiar ideas con tus colegas para mantener tu mente activa
– Opta por la cafeína, pero sin abusar de su consumo
– Organiza bien tu agenda de trabajo. Arranca con lo más tedioso o mecánico y deja lo que más te agrada para el cierre de tu jornada.
– Busca atajos para reducir el tiempo de trayecto a tu oficina.
– No excedas tu horario laboral.
– Procura platicar por momentos y darte un espacio para caminar o levantarte de tu asiento y realizar estiramientos.
Pueden existir otras causas que generan sueño después de comer, como son la narcolepsia o simplemente la necesidad de descansar tras el desvelo. No olvides la importancia de una alimentación equilibrada y un descanso suficiente. ¡Cuídate!