Tener unos diente impecables y blancos se ha convertido, no solo, en una necesidad estética, sino también psicológica. Sin embargo, debemos saber que no todas las personas tienen los dientes blancos por naturaleza, y que ese color amarillento no siempre se debe al tabaco o al café. Por ello, le mostramos cuáles son las causas y las posibles soluciones.
1. Causas genéticas
El presidente del Consejo General de Colegios de Dentistas de España y doctor Óscar Castro Reino ha explicado a BBC Mundo: «El color de los dientes depende de cada persona» y ha añadido: «Hay un condicionante genético importante que define la coloración de nuestros dientes desde que nacemos». Según él, también existen enfermedades congénitas: «La dentinogénesis o la amelogénesis imperfecta provocan defectos en el esmalte o en la dentina, haciendo que estos adquieran un color amarillento o incluso marrón» y agrega: «Es un proceso que se hereda de padres a hijos». Además, el doctor concluye: «Las alteraciones endocrinas de hormonas tiroideas también influyen en el color de los dientes y pueden provocar manchas y alterar su color».
2. Lo que come y bebe
Existen alimentos y bebidas que tienen pigmentos que pueden filtrarse entre los poros de nuestros dientes. Lo más conocidos son el café o el té negro. Sin embargo, hay algunos que no son tan conocidos. Por ejemplo, el doctor Castro asegura que el té verde también tiene pigmentación que puede amarillear nuestros dientes, al igual que el vino tinto o los refrescos de cola. También ocurre con los alimentos que tienen caroteno como las zanahorias, el tomate o las espinacas.
Incluso en algunos sitios el agua también puede amarillear los dientes, ya que como explica el doctor: «Cantidades tremendas de flúor, que causan un exceso de esta sustancia conocido como fluorosis, la cual provoca manchas en los dientes». Según la Federación Odontológica Latinoamericana: «El flúor es uno de los problemas más acuciantes en América Latina como desencadenante de procesos patológicos que alteran el estado de salud oral de los pacientes».
3. Medicamentos y tratamientos
El presidente del Consejo General de Colegios de Dentistas de España explica: «Algunos tipos de antibióticos, como la tetracilina, pueden provocar una alteración durante la formación del diente, haciendo que este nazca con un color pardo estriado». Según él, algunos colutorios dentales también pueden volver amarillos nuestros dientes.
Esto también sucede con la amalgama de plata, que se utiliza para los empastes metálicos, con el endodonciado al matar el nervio del diente, o cuando hay un traumatismo la sangre se coagula tiñendo el diente desde dentro hacia fuera.
4. El paso del tiempo y su cuidado
A medida que envejecemos, nuestros dientes se vuelven amarillos, es inevitable. Castro asegura: «Es normal que con la edad los dientes amarilleen, pues desde que nacemos hasta que morimos los sometemos a una serie de condicionantes que provocan cambios en ellos». A pesar de ello, es muy importante el cuidado que hagamos de ello durante nuestra vida y cómo los limpiemos. El doctor afirma: «La higiene dental influye muchísimo».
5. ¿Cómo evitarlo?
El paso del tiempo no lo podemos frenar, pero si podemos cuidar nuestra limpieza y evitar ciertos alimentos y bebidas que dañan nuestro esmaltado. Además del tabaco. Otra opción es que acuda a profesionales y no se deje llevar por tratamientos caseros de publicidad engañosa como cuenta Castro: «Muchos tratamientos caseros de blanqueamiento no tienen capacidad terapéutica, como algunos que se anuncian en televisión y que prometen un blanqueamiento de hasta ocho tonos, lo cual es imposible» y añade: «Es publicidad engañosa». Él recomienda: «Lo ideal es acudir al dentista y ver qué se puede hacer para blanquearlos y, sobre todo, descartar alguna patología previa».
Respecto a los remedios caseros como el bicarbonato con limón el doctor advierte tener cuidado: «Es un ácido que erosiona y cuyo efecto sería el mismo que frotar el diente con papel de lija». En cuanto a los dentífricos blanqueadores explica: «Juegan con el truco de los colores (el opuesto al amarillo es el violeta); las partículas violetas que impregnan el diente provocan la sensación de falso blanqueado». Por último, advierte de la blancorexia o la obsesión por los dientes blancos: «Siempre se quiere más y los pacientes piden tonos de blanco que no existen en la naturaleza, como el blanco sanitario».