ducha

Los hombres suelen organizarse el día mentalmente mientras se duchan. (Foto: Getty Images)

La edad y el lugar de residencia son los dos factores que más influyen en nuestros hábitos de higiene personal. En España lo llevamos a rajatabla, sobre todo los jóvenes y los adultos; los españoles somos de los más ‘limpitos’ de Europa porque la mayoría nos duchamos todos los días y muchos varias veces al día, sobre todo cuando aprieta el calor o si hemos sudado la camiseta haciendo deporte.

Además, aunque no somos tan presumidos como los italianos, nos gusta salir de casa bien maqueados y lo tenemos totalmente interiorizado: Hay que ducharse todos los días, sino eres un guarro. La gran mayoría se ducha nada más levantarse para cargar pilas y empezar el día con energía mientras que otros prefieren ducharse por la noche para acostarse relajados.

Sin embargo, ducharse en exceso puede ser perjudicial ya que la piel seca y escamada puede abrir puertas a los gérmenes y a las bacterias. 

“Ducharse responde más bien a razones estéticas”, cuenta a la revista Time la Dra. Elaine Larson, experta en enfermedades infecciosas y decana asociada de investigación en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.

“La gente piensa que se ducha para estar más limpio, pero bacteriológicamente no es así”, añade Larson.

Por su parte, el Dr. Brandon Mitchell, profesor de dermatología en la Universidad George Washington, en Estados Unidos, asegura que “el cuerpo es una máquina bien engrasada de manera natural. Una ducha diaria no es necesaria”.

Bailar y cantar en la ducha es habitual entre los jóvenes, y claro, se les va el santo al cielo y acaban ‘arrugaos’ de tanta agua. (Foto: Getty Images)

Aparte del agua, el jabón es el otro elemento indispensable en la ducha. Pero, en esto, los expertos también nos corrigen haciendo alusión a la frase “Menos es más”, que significa reducir algo a lo mínimo.

Es decir, que eso de enjabonarnos de la cabeza a los pies y frotarnos todos el cuerpo como posesos tampoco es necesario. Es más, estamos poniendo en peligro nuestro manto protector, el llamado ‘manto lipídico’, que cumple un papel importante en el cuidado de la piel, al ser una mezcla de emulsión de aceite y sudor que cubre la parte exterior de la epidermis.

La importancia del manto hidrolipídico radica en el grado de hidratación cutánea y el aspecto aterciopelado que le brinda a la piel. Además sirve para evitar que agentes aceleradores de envejecimiento cutáneo como el sol y la contaminación debiliten el manto hidrolipídico. 

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