Muchas veces, muchas mujeres nos sentimos avergonzadas por lucir de determinada forma o por tener ciertos hábitos, y resulta que, a veces bastante tarde, descubrimos que no había nada raro en ello.

También es común darse cuenta ahora, de que no eras solo tú la que se sentía mal con su apariencia y que ese malestar no era algo superficial o fatuo, sino realmente profundo y que se extendía a muchos aspectos de la vida cotidiana. Y es que no son pocas las mentiras o mitos que hemos aprendido por distintas razones: por costumbres sociales, falsas creencias, o la imposición de estereotipos de belleza, de manera que siempre es necesario desmontar cuantas sean posibles. Aquí, algunas de las más comunes.

La primera gran mentira es que somos miniaturas o mitades del hombre. No debemos comer menos por ser mujeres ni tenemos que tomar la mitad de las dosis de los medicamentos recetados al hombre. No. Debemos alimentarnos y nutrirnos de forma balanceada y suficiente y esto no depende del género sino de muchos otros factores. Y ojalá todo quedara en el ámbito de las dietas, pero no, en muchos casos no recibimos diagnósticos y tratamientos correctos aunque tenemos síntomas y signos diferentes de distintas enfermedades. Por ejemplo, el estrés afecta de manera distinta a hombres y a mujeres y esto debería considerarse tanto en diagnóstico como en tratamiento. Otro ejemplo son las enfermedades cardíacas, las cuales arrojan señales distintas en hombres y en mujeres. Es decir, hay que comprender y difundir que la salud femenina, no trata solamente la salud reproductiva.

Otra mentira es que las estrías aparecen a las mujeres porque engordan. Aunque sí es cierto que las estrías aparecen por el estiramiento rápido de la piel, ¡los hombres y las personas flacas también las tienen! Y es que pueden aparecer por subir de peso rápidamente, como sucede en el embarazo, pero también con el crecimiento. Hay personas que las tienen desde la adolescencia y es insólito que siendo tan comunes, sea como un estigma tenerlas. Vale mencionar que su aparición no solamente depende del estiramiento de la piel, sino de la genética.

Según se explicaen la Clínica Mayo, las estrías no son perjudiciales para la salud y pero sí pueden afectar a la persona emocionalmente y causarle inseguridades. Sin embargo, generalmente, las estrías no necesitan intervención médica, ya que tienden a desaparecer o mejorar considerablemente con el tiempo, ya sea con tratamiento o sin él.

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