El Estado mexicano de Jalisco está bajo la amenaza de un estallido de violencia. El secuestro de un grupo de hombres mientras cenaban en un restaurante de lujo en el puerto de Vallarta sacudió el lunes la tranquilidad de esa zona turística. Este martes, el panorama ha empeorado: la fiscalía estatal confirmó que una de las personas secuestradas es hijo del narcotraficante Joaquín ‘Chapo’ Guzmán, y que quienes se lo llevaron son miembros del rival cartel Jalisco Nueva Generación.
La madrugada del lunes, siete hombres armados irrumpieron en el restaurante ‘La Leche’, ubicado en la acaudalada zona hotelera de Puerto Vallarta. Llegaron apenas había cerrado el local, señalaron a un grupo de 16 comensales y obligaron a seis de ellos a subir a dos vehículos, según la versión de la fiscalía de Jalisco. El resto eran nueve mujeres, ha dicho el fiscal Eduardo Almaguer, sin dar detalles sobre el décimosexto comensal.
Víctimas y victimarios se fueron del lugar, en el que dejaron los coches de los secuestrados, varias camionetas con matrículas de los vecinos Estados de Nayarit, Sinaloa y del mismo Jalisco. Uno de ellos con un registro falso. Varias horas después, la fiscalía informaba de manera errática los datos del secuestro, pero con una certeza: las víctimas son parte de un grupo criminal.
La tarde de este martes, el fiscal Eduardo Almaguer ofreció una conferencia en la que detalló el avance de las investigaciones e informó de la identidad de cuatro de los secuestrados: Juan Daniel Calva Tapia, de 53 años de edad; Josias Nahualli Rábago Borbolla, de 35 años; Víctor Galván Ureña de 46, y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, de 29 años, hijo de Joaquín Guzmán Loera, jefe del cartel de Sinaloa y hasta enero pasado, el narcotraficante más buscado del mundo.
Almaguer también informó de que las indagatorias le permiten afirmar que los secuestradores pertenecen al cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que disputa esa zona del occidente de México con el cartel de Sinaloa.
Lo que se puede esperar tras el secuestro de uno de los hijos de El Chapo es un recrudecimiento de la violencia en Jalisco, advierte Javier Valdez, periodista del semanario Río Doce. Al ser un ataque directo contra la familia del jefe del cartel de Sinaloa, se trata de una afrenta ofensiva y personal que será recibida como una transgresión, lo que provocará sangrientos enfrentamientos en la zona.
“Es desconcertante porque (los carteles) habían realizado trabajos juntos, pero las organizaciones actúan en función de regiones y de coyunturas, entonces creo que si hubiera sido una confusión ya los habrían liberado, incluso no hubiera trascendido”, dijo Valdez a EL PAÍS.
El experto en temas de narcotráfico explicó que el cartel de Sinaloa está en proceso de recomposición ante la ausencia física de uno de sus líderes fundadores, Joaquín Guzmán Loera, lo que deja vacíos de poder que fisuran la estructura del grupo delictivo. “Muchas veces se expresan de manera violenta: en lugar de negociar, de tender puentes -que era la preocupación de El Chapo e incluso de El Mayo (Ismael Zambada, el otro fundador del cartel), ahora hay desprendimientos”, indicó.