Los pacientes que reciben tratamiento contra el cáncer podrían aumentar sus posibilidades de supervivencia hasta en un 20 por ciento mediante la ingesta de una dosis baja de “aspirina”, revelaron científicos británicos.
Un equipo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cardiff, en Reino Unido, descubrió una reducción significativa de la mortalidad y la diseminación del cáncer en los pacientes que tomaron una dosis baja de “aspirina”, además de su tratamiento contra la enfermedad.
«Hay una creciente evidencia de que tomar aspirina tiene beneficio significativo en la reducción de algunos tipos de cáncer», destacó el profesor Peter Elwood, director de la investigación publicada en la revista Plos One.
«Aunque sabemos que una dosis baja de aspirina ha demostrado reducir la incidencia de cáncer, su papel en el tratamiento del cáncer sigue siendo incierto”, señaló.
Los científicos analizaron los datos disponibles, incluyendo cinco ensayos aleatorios y 42 estudios de observación de los cánceres colorrectales, de mama y próstata.
«Nuestra revisión, en base a la evidencia disponible, sugiere que una dosis baja de aspirina tomada por pacientes con cáncer de colon, mama o próstata, además de otros tratamientos, se asocia con una reducción en las muertes de alrededor del 15 a 20 por ciento, junto con una reducción en la propagación del cáncer”, precisó el profesor Elwood.
La aspirina (ácido aceltisalicílico) ha sido usada desde hace algún tiempo para disminuir el riesgo de enfermedades cardiacas, pero recientemente fue aprobada para prevenir además el cáncer de colon.
El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de Estados Unidos recomendó que las personas de 50 a 59 años que tienen un riesgo más alto de enfermedad cardíaca tomen una aspirina en dosis baja cada día para reducir su riesgo de este mal y de cáncer de colon.
Desde hace años existe un debate científico sobre si la aspirina podría ser una herramienta útil también para las personas completamente sanas, para evitar o disminuir sus posibilidades de enfermar en un futuro.
Son dos los tipos de patología que se presupone podría prevenir: el cáncer -sobre todo el colorrectal- y las enfermedades cardiovasculares.
En lo que hasta ahora todos los organismos sanitarios están de acuerdo es en que es útil para la llamada prevención secundaria; es decir, la de personas que ya han sufrido una dolencia -en concreto, cardiovascular-, y quieren evitar un segundo episodio.