Son malas noticias. Cuando no se controla, la afección puede provocar complicaciones graves, como enfermedades cardíacas, daños renales o en el sistema nervioso o pérdida de visión. Una de las razones por las que muchas personas no tienen tratamiento es porque los síntomas causados por los niveles de azúcar altos en sangre suelen estar ocultos.
«Tienden a desarrollarse gradualmente, por lo que es posible que no te des cuenta de que estás enfermo», explica Joel Fuhrman, autor de ‘El fin de la diabetes’. Incluso cuando no creas que te pase nada, muchos síntomas son imprecisos, por lo que es posible que no establezcas conexión con la diabetes. Es por eso que es importante saber en qué debes poner atención. Te presentamos algunos signos inesperados de que tus niveles de azúcar en la sangre podrían ser demasiado altos.
Orinas mucho
El aumento de la micción es una señal reveladora de que tu nivel de azúcar en la sangre podría estar fuera de control. Cuando tienes demasiada glucosa en el torrente sanguíneo, los riñones intentan eliminar el exceso a través de la orina, explica Fuhrman.
Como resultado, terminas yendo al baño con más frecuencia de lo habitual, incluso a mitad de la noche. Como estás perdiendo tanto líquido, probablemente sientas más sed y tu boca también estará seca.
Mucha sed
«Orinar mucho más de lo normal significa que tu cuerpo se está deshaciendo de más agua de lo habitual, lo que te pone en riesgo de deshidratación», explica Furhman. Eso puede hacerte sentir sediento y boquiabierto, incluso si parece que estás bebiendo la misma cantidad de líquido que siempre. Además, es la pescadilla que se muerte la cola, si tomas más agua, también hará que micciones más cantidad de veces.
Visión borrosa
La mácula es una pequeña lente en el centro de tu ojo que es responsable de la visión central aguda. Pero cuando tus niveles de glucosa son demasiado altos, el líquido puede filtrarse en la lente y hacer que se hinche.
Esa inflamación puede cambiar la forma de la mácula, por lo que no se puede enfocar correctamente. Cuando eso sucede, tu vista puede ser borrosa e incierta, incluso si utilizas gafas o lentillas normalmente.
Encías sangrantes
No, no estamos hablando del mítico personaje de ‘Los Simpson’ sino de las de tu boca. Las mismas bacterias que hacen que tus cortes se curen más lentamente también pueden arruinar tus encías. Eso puede volverlas rojizas, hinchadas, sensibles y con mayor probabilidad de sangrado cuando te cepillas o usas hilo dental, asi lo asegura Elizabeth Halprin, directora clínica de diabetes para adultos en Joslin Diabetes Center de Boston.
Normalmente, tu cuerpo combate los gérmenes que causan las infecciones bucales. «Pero los altos niveles de azúcar hacen que esta parte del cuerpo sea un lugar mucho más amigable para las bacterias y disminuyan las propiedades de protección naturales», dice ella.
Lunares extraños
Si sufres esta enfermedad, tus vasos sanguíneos pueden estar dañados. Eso puede provocar manchas rojizas brillantes o escamosas en la piel, especialmente en la parte inferior de las piernas. Pueden picar e incluso ser dolorosas.
También puedes observar algunas manchas oscuras y aterciopeladas en los pliegues de la piel, especialmente en las axilas, la ingle o el cuello. El exceso de azúcar en la sangre puede hacer que las células de tu piel se reproduzcan más rápido de lo normal. Estate atento porque es probable que no duelan, pero pueden picar o incluso oler mal.