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Cómo mantener tu hígado sano

 

 

 

Probablemente has escuchado sobre algunos de los factores que afectan tu corazón, por ejemplo, la presión arterial y el colesterol. Pero, ¿qué sabes sobre el estado de tu hígado?
Aunque pareciera estar relegado a un segundo plano, tu hígado desempeña un papel crucial: metaboliza las grasas, los carbohidratos y las proteínas; ayuda a procesar los medicamentos y a eliminar del cuerpo sustancias tóxicas como el amoniaco.}

Además, las enfermedades crónicas del hígado, en las que la edad es a menudo un factor de riesgo, van en aumento y en los adultos mayores hay mayor probabilidad de que algunas de estas lleguen a ser fatales.
Y ahora, mira cómo puedes mantener tu hígado sano y detectar problemas en una etapa temprana, antes de que estos se agraven.

Una letanía de problemas hepáticos
Aunque se han identificado más de 100 tipos de enfermedades del hígado, según la Fundación Estadounidense del Hígado son 3 las que preocupan cada vez más: la hepatitis C, la enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) y el cáncer de hígado.
La hepatitis C es una infección viral contagiosa, que sin tratamiento puede convertirse en cirrosis (deterioro y cicatrización del hígado), insuficiencia hepática y cáncer de hígado. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que hasta 3.9 millones de estadounidenses padecen la forma crónica de la enfermedad, la cual se puede curar con el uso de medicamentos.
La NAFLD es una condición caracterizada por la acumulación de grasa en el hígado, que es mucho más común y afecta hasta el 40% de los estadounidenses, según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales. La esteatohepatitis no alcohólica (NASH) es una forma secundaria de la NAFLD y se caracteriza por inflamación y daños en las células del hígado, lo que puede producir cicatrización y cáncer de hígado. La mayoría de las personas que tienen NAFLD no presentan síntomas, aunque algunos experimentan fatiga y dolor en el abdomen superior derecho.
Si bien no se han aprobado medicamentos para la NAFLD o la NASH, los médicos recomiendan como tratamiento para ambas enfermedades,  perder peso de forma gradual, al menos 7% de tu peso corporal durante un año.
5 maneras para mantener tu hígado sano
Tener un estilo de vida saludable pare el corazón y ganarle la batalla al sobrepeso y a la obesidad, son de gran ayuda ya que estos son los factores de riesgo para desarrollar NAFLD y EHNA.  Para proteger tu hígado:
Come una dieta balanceada: Consume granos enteros, nueces, vegetales, proteína magra y grasas saludables; evita las grasas saturadas, el azúcar y el sodio.
Haz ejercicio regularmente: Según el especialista en hígado, Steven K. Herrine, M.D., profesor de medicina en Thomas Jefferson University en Philadelphia, el ejercicio ayuda a mantener un índice de masa corporal razonable, y esto te protege contra la NAFLD y la EHNA.
Bebe con moderación: Beber demasiado alcohol es la segunda causa más común de cirrosis, después de la hepatitis C, y un factor de riesgo para sufrir de hepatitis alcohólica (inflamación del hígado y destrucción celular) e hígado graso o esteatosis. No todas las personas que beben en exceso desarrollan una enfermedad del hígado, pero limitar las bebidas a una por día reducirá el riesgo de padecer una enfermedad del hígado relacionada con el alcohol.
Cuídate de los suplementos: muchos medicamentos pueden afectar al hígado. Pero  cada vez hay más suplementos (como el extracto de té verde) que pueden conducir a problemas del hígado graves y en ocasiones crónicos.
Cuida el uso del acetaminofeno (Tylenol y genérico):  Aunque por lo general este medicamento es seguro, los expertos médicos de Consumer Reports recomiendan no tomar más de 3,250 mg por día.
Cuándo se deben realizar pruebas
Cuando las enfermedades del hígado están en un estado avanzado aparecen síntomas como ictericia (te pones amarillo), dolor abdominal, piernas hinchadas, pérdida de peso, picazón en la piel y vómitos que serán razón suficiente para consultar a tu médico. Pero, cuando el daño está en una etapa temprana, con frecuencia no hay signos o síntomas. Entonces, ¿cuándo debes hacerte la prueba?
El CDC recomienda que todos los adultos nacidos entre 1945 y 1965 se hagan un análisis de sangre para la hepatitis C, ya que este grupo es 6 veces más propenso a estar infectado con el virus que cualquier grupo de otra edad.
Es especialmente importante hacerse otras pruebas del hígado si existen factores de riesgo de desarrollar enfermedades del hígado (como diabetes y obesidad). Cualquiera que sea el resultado, el daño se puede revertir si se hacen cambios en el estilo de vida y, de ser necesario, se toman medicamentos para el colesterol, el azúcar en la sangre y la presión arterial.  Según Herrine, de Thomas Jefferson University, suele ser útil tratar estas estrategias antes de apresurarse a hacer estudios por imágenes para confirmar un diagnóstico.

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