Durante las pasadas semanas se ha estado discutiendo en vistas públicas el Proyecto del Senado 184 que busca la prohibición de la práctica de las terapias de conversión para menores de edad en Puerto Rico. Las asociaciones profesionales y científicas que representan los profesionales encargados de atender la salud, el desarrollo y el bienestar de los niños y adolescentes han sido consistentes en su oposición a las terapias reparativas o de conversión. Las terapias de conversión son definidas por la Academia Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes como “intervenciones que pretenden alterar las atracciones hacia el mismo sexo, la expresión de género de un individuo o la identidad de género de jóvenes cuya identidad es incongruente con su anatomía sexual, con el objetivo específico de promover la heterosexualidad como un resultado preferente.” La sexualidad que difiere de la heterosexualidad y la identidad de género incongruente con el sexo asignado al nacer fueron removidas del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM) en 1973 y 2013, respectivamente. Por lo tanto, el término “terapias de conversión”, que implica el tratamiento destinado a aliviar o sanar un trastorno, es una denominación errónea. Se ha demostrado que estas son inefectivas y no están respaldadas por evidencia científica. Las mismas no se enseñan cómo parte de un currículo de psicoterapia o ninguna otra práctica certificada de salud mental.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) se opone a las terapias de conversión desde el 1993 cuando estableció que cualquier terapia dirigida específicamente a cambiar la orientación sexual es contraindicada ya que puede provocar culpa y ansiedad sin tener potencial real de lograr su objetivo. En el 2018 la AAP reiteró su oposición a dichas terapias describiéndolas como injustas y engañosas y citando estudios que confirmaron su ineficacia y su efecto perjudicial.
Como pediatras tenemos la responsabilidad de abogar por que se establezca política pública y leyes dirigidas a proteger de actos de violencia y discriminación a los niños y adolescentes que se identifican como transgénero o tengan una orientación sexual diferente a la heterosexualidad. Nuestra meta es asegurar que todo niño y adolescente reciba un trato equitativo y basado en evidencia científica, independiente de su estado socioeconómico, nacionalidad, lenguaje, religión, cultura, etnicidad, raza, identidad género u orientación sexual.
Reiteramos que las terapias de conversión no son una práctica de manejo aceptable. Nuestro enfoque debe estar dirigido en proveer a las familias las herramientas y recursos para que puedan aprender a apoyar a sus hijos LGBT y estos puedan desarrollarse en adultos saludables y felices. Es por esto, que los departamentos de pediatría de las escuelas de medicina de Puerto Rico y las asociaciones profesionales que agrupan a los pediatras del país apoyamos el Proyecto del Senado 184 y expresamos nuestra oposición a las terapias de conversión. Está recomendación está basada en evidencia científica que demuestra que estas terapias, además de no ser efectivas, son dañinas y pueden tener consecuencias muy serias en la salud de los niños y adolescentes que las reciban.
Preparado:
Jean Carlo Rodríguez Agromonte, MD
Residente Medicina-Pediatría
Escuela de Medicina – UPR
Yasmín Pedrogo, MD, FAAP, MSc MEdL
Catedrática,
Departamento de Pediatría