Si por más que te esfuerzas no consigues recordar lo que sueñas cada noche, un equipo de científicos de la Universidad de Adelaida (Australia) ha dado con un truco que te puede ayudar. De acuerdo con los resultados de un estudio que han llevado a cabo, la vitamina B6 puede ayudar a las personas a acordarse de sus sueños, y también favorece que sean más vívidos y que se produzcan más sueños lúcidos.
La vitamina B6 se encuentra de manera natural en diversos alimentos, entre ellos los cereales integrales, las legumbres, las frutas (por ejemplo el plátano y el aguacate), las verduras (como la espinaca o la patata), la leche, el queso, los huevos, la carne roja, el hígado y el pescado. Además, también es posible tomarla en forma de suplementos alimenticios, que fue el método utilizado en el estudio.
La investigación está inspirada en un pequeño estudio experimental del año 2002 que analizó los efectos de la vitamina B6 en el sueño. Debido a que participaron únicamente 12 personas, Denholm Aspy, de la Universidad de Adelaida, decidió repetir el ensayo pero con un grupo de voluntarios mayor. Para ello, su equipo seleccionó a 100 participantes que se quejaban de no recordar lo que soñaban, que fueron divididos en dos grupos: a uno se le administró un suplemento alimenticio con 240 mg de B6 cinco minutos antes de irse a dormir, mientras que el otro tomó un placebo.
«Nuestros resultados muestran que tomar vitamina B6 mejoró la capacidad de las personas para recordar los sueños en comparación con un placebo», afirma Aspy. «La vitamina B6 no afectó a la intensidad, extravagancia o color de sus sueños, y no afectó a otros aspectos de sus patrones de sueño».
Pero esto no es todo. Los participantes también refirieron un incremento de los sueños lúcidos, que son aquellos en los que sabes que estás soñando mientras que el sueño todavía está sucediendo. Según los investigadores, este tipo de sueños pueden tener muchos beneficios, ya que se pueden emplear para superar pesadillas, tratar fobias, resolver problemas creativos o perfeccionar habilidades motoras, entre otras ventajas. «Una persona pasa una media de seis años de su vida soñando. Si somos capaces de controlar nuestros sueños, podemos usar nuestro tiempo de ensueño de una forma más productiva», explica Aspy.