La apendicitis no necesita cirugía, sólo antibióticos

 

 

Unos 300,000 estadounidenses acuden al quirófano cada año por un caso de apendicitis, y aunque algunos de ellos requieren la cirugía por presentar un apéndice perforado o estallado, muchos otros con apendicitis no complicada podrían tratarse simplemente con antibióticos.

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Una investigación publicada en el Journal of the American Medical Association (JAMA) reveló que muchos casos de apendicitis no constituyen una emergencia de quirófano y pueden tratarse exitosamente sólo con medicamentos. La única condición es que no se presenten complicaciones como una perforación del órgano o una peritonitis.

El estudio siguió durante cinco años a más de 250 adultos finlandeses que tuvieron apendicitis y fueron tratados únicamente con antibióticos. Sus resultados se compararon con otro grupo de 270 personas que pasaron por cirugía.
El 64 por ciento de los pacientes tratados con antibióticos fueron casos de éxito en los que el apéndice no volvió a inflamarse; al 36 por ciento restante fue necesario extirparle el órgano, pero aplazar la cirugía no les ocasionó ningún perjuicio en su salud.
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Adicionalmente, quienes fueron tratados sólo con medicamentos presentaron menos complicaciones que quienes se sometieron a cirugía y se reincorporaron más pronto a sus labores cotidianas.
Los autores del estudio recomiendan que los pacientes con apendicitis reciban de su médico la opción de tratarse con antibióticos antes de pasar por el quirófano, aunque extirpar el apéndice sea, obviamente, la manera más segura de evitar una nueva inflamación.
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Síntomas de apendicitis
De acuerdo con la Clínica Mayo, estos son algunos de los síntomas que identifican la inflamación del apéndice:
Dolor repentino que comienza en el lado derecho de la parte inferior del abdomen.
Dolor repentino que comienza alrededor del ombligo y, a menudo, se desplaza hacia la parte inferior derecha del abdomen.
Dolor que empeora cuando toses, caminas o realizas otros movimientos bruscos.
Náuseas y vómitos.
Pérdida de apetito.
Fiebre ligera que puede empeorar a medida que la enfermedad avanza.
Estreñimiento o diarrea.
Hinchazón abdominal.
El lugar donde se siente dolor puede variar según la posición de apéndice y la edad del paciente.

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