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Seguro que te ha pasado estos días. Con el calor que estamos viviendo has ido a responder un mensaje en WhastApp, a compartir una foto con las últimas máscaras de Instagram o escribir un tuit con la interfaz renovada de Twitter y tu móvil o parecía un horno de lo que quemaba o se había quedado sin batería.
No eres el único. Esto se debe a que la mayoría de los dispositivos electrónicos portátiles y en especial los teléfonos inteligentes están compuestos por componentes de metal o de plástico, muy sensibles a la climatología. Tanto es así que por lo general en verano nuestro móvil funciona más lento.
Precisamente las altas temperaturas son un factor de riesgo para la vida útil de nuestros smartphones.Y los fabricantes lo saben, de ahí que diseñen terminales y baterías para trabajar en temperaturas elevadas. Por ejemplo, Apple asegura que sus smartphones funcionan sin problemas entre 0 y 35 grados centígrados.
Sin embargo, ciertas condiciones o procesos climatológicos como la luz solar directa, el uso de sistemas de navegación por satélite o aplicaciones de juegos y vídeos, pueden empeorar la situación. Como consecuencia, los componentes de nuestro smartphone se pueden dañar, las pantallas agrietarse, las baterías llegar a incendiarse y raletizarse. En definitiva, nuestro móvil se calienta y va lento con el calor.
Para protegerse de ésto, los fabricantes llevan tiempo trabajando en unos sistemas de respuesta que ya van incorporados a los móviles y hacen que dejen de trabajar cuando se acercan a niveles peligrosos de temperaturas.

Es un modo de protección temporal que desaparece una vez comienzan a bajar varios grados. Es el caso de los iPhone, que tiene una pantalla de aviso de la temperatura mientras que en Android se pueden descargar varias aplicaciones como Cooler, CPU Cooler o Coolify.

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