Ante las pérdidas millonarias que enfrenta la industria del café en la Isla tras el paso de los huracanes Irma y María, un grupo de caficultores urgió hoy al Departamento de Agricultura (DA) a que utilice los fondos del Programa de Compraventa del Café en esta industria y no los destine a otros programas de la agencia. Esta petición cobra mayor auge cuando la siembra y cosecha de café tarda aproximadamente cuatro años.
Así lo expresaron los caficultores y presidentes del Sector del Café de la Asociación de Agricultores de Puerto Rico y de la Asociación de Beneficiadores de Café, Edwin Soto Ruiz y Wilfredo Ruiz Feliciano, respectivamente. También, se unió a este reclamo el caficultor William Mattei.
Información del DA reseña que el Programa de Compraventa de Café genera $50 millones anuales que son destinados a diversos programas e incentivos, incluyendo el café. Sin embargo, y utilizando, como base unas gráficas presentadas por la agencia, Soto Ruiz cuestionó como es que una industria que el DA alega es altamente subsidiada es la que subsidia otros sectores agrícolas. “¿Cómo es posible que al café no se le permita un subsidio salarial cuando las otras empresas están siendo subsidiadas por el café?”, preguntó.
Según un estudio del DA en el 2009, la industria lechera aportó al ingreso bruto del País $223.7 millones, las hortalizas y legumbres $47 millones, las carnes de aves $66 millones, entre otros. Sin embargo, el sector caficultor fue el que menos aportó con $29 millones.
Soto Ruiz argumentó que “lo que es de la industria del café es de la industria del café con todo el respeto a los demás sectores y tenemos que velar por ella. La ley federal 77 del 5 de mayo de 1932 es para que protejamos nuestra industria del café establece bien claro que los aranceles que se tomen por la industria del café sean reinyectados al café”.
“No existe ninguna cosecha de café disponible en las fincas de Puerto Rico. La producción del café puertorriqueño ha sido seriamente comprometida por el paso de estos eventos atmosféricos causando un escenario de total ausencia de este producto en el mercado local, así como la exportación de mercados internacionales. Ante la situación existente, se hace necesario que el DA importe casi la totalidad del producto, lo cual representa a su vez un golpe devastador a la ya atribulada condición económica que sufren los caficultores bonafide y la industria cafetalera en general”, argumentó Soto Ruiz.
En Puerto Rico se consumen anualmente entre 270 mil y 300 mil quintales de café entre el local y el importado. El año pasado en la Isla se produjeron 45 mil quintales pero a consecuencia del severo golpe que sufrió la industria cafetalera en la Isla luego del paso de los huracanes Irma y María, la cosecha de café este año se verá reducida entre unos 10 mil a 15 mil quintales locales cuando se esperaba una de 100 mil quintales aproximadamente. Esto significa que la cosecha existente es un seis porciento de la demanda.
Las expresiones se produjeron en vista pública de la Comisión de Agricultura del Senado que evalúa la Resolución Conjunta del Senado 175 radicada por los senadores Luis Berdiel Rivera, Miguel Romero Lugo y Abel Nazario Quiñones. El objetivo de esta medida, endosada por Acción y Reforma Agrícola (ARA) y la Asociación de Agricultores, es que por los próximos cuatro años el DA, emita un pago anual de $300 por quintal a cada agricultor que haya perdido la cosecha de café como consecuencia de estos eventos atmosféricos.
Este dinero, calculado a base de la cantidad de quintales vendidos por estos en el 2016, provendría como parte de las ganancias obtenidas que tendrá el DA, a través del Programa de Compra y Venta de Café, al tener que comprar aproximadamente 250 mil quintales de café importado para suplir la demanda del producto.
Para distribuir el dinero a los caficultores se tomará en consideración la cantidad de quintales vendidos por estos en el 2016. Se pagarán $300 por quintal y se hará por cuatro años consecutivos a partir del 2018 que deberá ser utilizado para fertilizantes (25 porciento), mano de obra (25 porciento) y gastos de administración (50 porciento). Los factores a tomar en consideración al momento de efectuar el pago es que sea agricultor, independientemente sea asegurado o no. Los agricultores que soliciten el incentivo y no lo utilicen para los propósitos antes mencionados incurrirán en delito grave de tercer grado y deberán reponer el mismo.
“Si muere el café en los 26 municipios de la región montañosa desaparece la economía de estos municipios. Lo que tenemos que ver es como a partir de este proceso de vistas públicas como la medida pudiera tener unas enmiendas haciéndole justicia a los amigos caficultores para que puedan recibir esos beneficios que necesitan y lleven el sustento a sus hogares. Durante los próximos cuatro años sus plantaciones y no van a poder generar esas cosechas. Si tenemos que intervenir lo haremos para que los demás programas se vean afectados…No son unos beneficios, son unos incentivos por un término de cuatro años”, destacó el presidente de la Comisión de Agricultura.
En este punto coincidió el senador Miguel Romero quien dijo que la medida “no es un incentivo más” porque es un “paso adecuado” para rescatar la industria cafetalera que se vio severamente afectada por los pasos de los huracanes Irma y María en septiembre. “Podría quedar inexistente lo que conlleva que de algún modo viabilicemos algún rescate”, sentenció. De paso exhortó al DA a que ayude al Senado a diseñar la política pública para que no se tenga que importar tanto café extranjero.
Por su parte, el secretario del Departamento de Agricultura, Carlos Flores Ortega, quien “no favorece ni se opone” a la medida, indicó que los incentivos deben ser estructurados y medibles lo que provocó que el senador Miguel Romero Lugo le solicitara recomendaciones para posibles enmiendas.
Flores Ortega dijo que los ingresos del Programa de Compraventa de Café complementan “distintas ayudas” a los agricultores. “Asignar de dichos ingresos para el pago de almudes perdidos durante la emergencia, supondría un desbanque a los demás incentivos que ya se están otorgando”.
Asimismo, el titular destacó que el problema de la industria cafetalera en Puerto Rico no es el otorgar incentivos sino la falta de mano de obra. “Si el año pasado habían 45 mil quintales no necesariamente eso era lo que había en la finca porque podían haber 60 mil, 70 mil u 80 mil”, dijo el titular en la vista pública quien informó que se están importando 180 mil quintales de café.
El secretario de Agricultura se fijó la meta de sembrar dos millones de arbolitos anuales por lo que en los próximos cuatro años se deberán producir seis millones de arbolitos de café.