Columnista invido

Por: Brian G. Díaz Presidente Pacifico Group

Las elecciones generales en Puerto Rico están a la vuelta de la esquina. En varios días nuestro pueblo se expresará en las urnas y determinará, en su pleno ejercicio de democracia, los hombres y mujeres que dirigirán los caminos de nuestra isla. Estas semanas y meses de campaña suelen ser abrumadoras, estresantes y demandan mucha energía, tiempo y recursos.Sin embargo, no podemos perder de perspectiva que, paralelamente a el fervor político, aún hayun proceso de recuperación tras los desastres de Irma y María que no se detiene sencillamente porque hay una campaña por correr y FEMA no va a esperar a que termine el proceso eleccionario. Al final, es el municipio o la agencia, como institución jurídica, el partícipe de los programas de recuperación y es el pueblo quien se beneficia o se afecta de las decisiones que se tomen hoy.
El próximo 31 de diciembre es la fecha límite para que los municipios y las agencias del estado lleguen a un acuerdo con FEMA en términos de los estimados de costos fijos para los proyectos bajo los procedimientos alternativos. A la fecha del 31 de agosto, solamente 25% de todos los proyectos han sido acordados. El Gobierno de Puerto Rico, el pasado mes de septiembre, solicitó a FEMA formalmente una extensión a la fecha limité describiendo la meta de alcanzar el 100% como algo «irrazonable y no realista». Desafortunadamente, la Agencia Federal contestó el pasado 25 de septiembre reconociendo las circunstancias que afectan el proceso, sin embargo, denegó la solicitud ordenando mantener la fecha límite del 31 de diciembre.
Todos conocemos esas dinámicas luego de un evento eleccionario. Los meses de noviembre y diciembre, luego de las elecciones, se conocen como «tiempo muerto». Se refieren a las últimas semanas del año, los meses de noviembre y diciembre, considerando las vacaciones de días de fiesta navideña, hasta las primeras semanas de enero y las actividades de juramentación de una nueva administración. Luego de una intensa campaña electoral, en este periodo de tiempo las administraciones suelen reducir la intensidad de la ejecución e implementación de la política pública. Sin embargo, esto no puede ocurrir ahora. ¿Qué pasará con los servicios y facilidades públicas que dependen de estos programas? Si no se mantiene un ritmo adecuado y no se prioriza como se debe, los proyectos de reconstrucción pudieran afectarse irreversiblemente.
Los incumbentes y los retadores tienen una responsabilidad monumental. Por un lado, aquel alcalde o alcaldesa que logre revalidar tiene que saber que no puede «quitarle el pie a la gasolina», y deberá mantener como prioridad absoluta el cumplimiento con la fecha del 31 de diciembre y otros asuntos de las exigencias de la recuperación. Asimismo, si no logra revalidar, el alcalde o alcaldesa, deberá estar consiente que el pueblo depende de que continúe con el mismo entusiasmo que en su momento tuvo. El 4 de noviembre es un día para mantener ánimo en la recuperación de su pueblo. El «tiempo muerto» podría ser el peor enemigo del interés y bienestar público en esta coyuntura histórica.
Por otro lado, aquel retador o retadora que prevalezca sepa que su trabajo con su pueblo comienza el 4 de noviembre, no el día de la juramentación. FEMA no hará excepciones porque usted «no estuvo en la pasada administración». El futuro alcalde o alcaldesa, deberá estar consiente que heredará un proceso de recuperación ya sea en condiciones óptimas o en decadencia, y tendrá que trabajar con lo que hay. Así que, desde ese día deberá educarse y entender los programas de recuperación. Es indispensable que se familiarícese con las formas, lenguaje y procesos federales. Asimismo, que colabore, fiscalice y trabaje con la administración en tránsito para que conozca el vehículo que comenzará a conducir el enero.La recuperación nos afecta y es responsabilidad de todos. FEMA no se detendrá a esperar a que la campaña acabe ni se detendrá en lo que se educa y se prepara la nueva administración.

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